domingo, 20 de enero de 2008

Aprobar o desaprobar esa es la cuestión.

Llegaba el día que todos temían en la facultad: El examen final de álgebra... los profesores eran 2. Para hacerla simple los catalogamos como: El piola y el hijo de puta...
Los alumnos esperaban en la entrada cantando:
Ponga bueno profe ponga bueno,
ponga bueno bueno sin cesar
que este examen cueste lo que cueste,
este examen tenemos que aprobar!!
Rápidamente era la hora de entrar... había muchos casos, el que rendía por primera vez, el que ya era la tercera vez, el que se iba a copiar, el que no había estudiado una mierda, el que sabía todo... de éstos vamos a destacar un caso...
Como siempre no voy a dar nombres, pero vamos a llamar a nuestro personaje Pablo. Era su tercera vez rindiendo... las dos primeras habían sido desastrosas (no había estudiado nada...) y para ésta tercera se había privado de todo para estudiar y llegaba al examen más que preparado.
La prueba dio comienzo y Pablo comenzó rápidamente a escribir, la birome parecía que iba a quemar las hojas, una velocidad así tipo Flash o Mercurio (hijo de Magneto en X-Men)... A los 10 minutos de reloj, se levantó y todo el salón lo miro como diciendo -Qué hace este boludo?-
Va hacia los profesores y quien agarra su hoja es el profesor hijo de puta nombrado anteriormente. El hijo de puta puso una cara... como decirlo de: What the Fuck... levanta la cabeza y mira a un Pablo ansioso y feliz. Lo único que dijo fue: Está perfecto ésto, está copiado, reprueba.
Comenzaron a discutir pero fue inútil... después de todo el hijo de puta era hijo de puta.

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