lunes, 28 de febrero de 2011

El camino del ninja

Era tarde en la noche. Estaba tirado en mi cama, trabajando en mis proyectos para volverme millonario. Mientras escribía incoherencias en un viejo cuaderno (mentira, no es viejo, pero queda mejor la narración) me pasó una de las cosas más temidas por el hombre...

Escuché el zumbido de un mosquito. Nótese que no dije "Me picó un mosquito", "Vi un mosquito". No, eso es molesto, pero ambas situaciones son soportables y de fácil solución. Si te pican y no te la bancás, te ponés Caladryl, o en su defecto dentífrico Kolynos (la sabiduría de una abuela jamás debe ser subestimada). Y si ves al mosquito, le ponés un saque, y se terminó el problema.

Pero no. Escuchar a un mosquito es otro mundo distinto. Uno sabe que la picadura es inminente, y como si eso sólo no bastara para entrar en pánico, tenemos el zumbido recordándonos que cada segundo que pasa nos apróxima más al desenlace fatal. Bah, a la picadura.

El mosquito ronda y ronda, con paciencia, hasta que uno se descuida y KAPOW! Una picadura más. (Mis mosquitos tienen onomatopeyas muy curiosas)

Volviendo a mi historia. La primera vez que se acercó, tiré un manotazo, para intimidar. Pero sabía que iba a hacer falta más que eso para terminar con la amenaza. Me levanté, y aguzando mis sentidos, intente localizarlo para darle caza. (con z, no le iba a construir una vivienda)

Fue inútil, lo escuchaba zumbar, lo veía por fracciones de segundo y luego desaparecía burlándose de mí.

Sólo me quedaba una opción, el camino del ninja. Años de ver películas sobre artes marciales me enseñaron algo. Me senté en mi cama haciendo la flor del loto y cerré los ojos dispuesto a entrar en un estado de meditación profunda, cual señor Miyagi en Karate Kid. Mi mente enfocada como un rayo láser en el mosquito, con mi percepción elevada al máximo para rastrearlo.

El tiempo pasaba, y mi presa se acercaba cada vez más. Volando en círculos, avanzando y retrocediendo, para luego avanzar nuevamente. Pasaron segundos que parecieron minutos, y minutos que parecieron horas. Hasta que finalmente se confió y se lanzó al ataque.

Emprendió un vuelo en picada hacia mi cara. Nunca pudo entender lo que le pasó. En un solo movimiento que ocupó una fracción de segundo, abrí mis ojos y lo aplasté entre mis manos. Tuvo una muerte honorable.

Ésto fue "DocTaka, el camino del ninja" para PC. Espero que les haya gustado... chau!


PD: No, no tengo la flexibilidad necesaria para hacer la flor del loto. Pero me senté en canastita, que es la misma mierda.

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